miércoles, 6 de marzo de 2013

Estrategias para niños con TDAH


Una vez más le doy las gracias a Gloria por su trabajo y por compartir información tan útil.
A los TDAH las cosas no les suelen ir bien. Es crucial ofrecerles experiencias de éxito. Para ello es obligado diseñar acciones que compensen la alteración ejecutiva. Disponemos de muy poco espacio para abordar cómo hacerlo. Daremos algunas pautas que puedan servir de guía.
  1. Los TDAH no tienen memoria de trabajo. Así que tienen grandes dificultades para regular su pensamiento y mantener la información en la mente. ¿Cómo ayudarles? es difícil si no podemos “oír qué piensan”. por eso, con los TDAH es fundamental externalizar su pensamiento. Para conseguirlo deberemos “hacerles hablar; pedirles que piensen en voz alta”, que cuenten qué deben hacer o qué hacen en cada momento. De este modo podrá trabajarse su lenguaje interno, hasta que éste acabe mediando su conducta.
  2. Les cuesta recordar datos relevantes y aprender del pasado. Podemos ayudarles utilizando recordatorios visuales: post-it, carteles. Ponerlos donde puedan verse. Pero sobre todo diseñando entornos con rutinas muy marcadas, donde sea fácil funcionar bien sin pensar mucho. Este aspecto es clave en la vida de un TDAH.
  3. También tienen dificultades para actuar de forma reflexiva. Por eso es bueno ajustar sus actos a una secuencia: “para-piensa-decide”. Repetir hasta generalizar. Recordar con señales visuales.
  4. Les cuesta planificar y pensar en el futuro. Así que conviene desglosar las metas en pequeños pasos. También hay que enseñarles a organizar su trabajo y sus descansos; obligarles a planificar tareas, vacaciones, fechas de entrega. Enseñarles a usar la agenda. Dar tiempo antes de empezar a trabajar para organizar lo necesario y eliminar lo innecesario. Avisarles con tiempo de los cambios y de lo que sucederá al acabar. Recordárselo mientras trabajan.
  5. Tampoco son conscientes del paso del tiempo, así que no es útil darles más. El paso tiempo debe externalizarse. Trabajar con relojes, temporizadores, cronómetros. Dividir tareas en partes, para que su atención se mantenga y no cometa fallos.
  6. Les cuesta atender a lo relevante y resistir interferencias del entorno. Ayudarles dando instrucciones breves, claras y concisas; de una en una. Hacer que las repita oralmente. Alejar de su vista estímulos irrelevantes. Evite que trabajen en estancias compartidas. En clase, situarles en primera fila; si trabajan en grupo, colocarles donde no deban girarse para ver la pizarra. No les permita escuchar música o la tele encendida mientras trabaja.
  7. Tienen dificultades para establecer acciones coordinadas y pensamiento secuenciados. Por eso es recomendable: Manipular contenidos. Dividir la actividad en partes. Enseñarles pasos para ejecutar tareas. Emplear autoinstrucciones en deberes y rutinas diarias. Enseñarles estrategias para detectar lo importante. Utilizar carteles para recordar y marcadores, carpetas y colores para organizarse. Enseñarles a transformar lo aprendido en narrativa coherente. Forzar la revisión de los trabajos; hacer registros con las tareas y marcando con una señal que se han hecho.
  8. También les cuesta mucho regular la conducta. Por ello es bueno ofrecer entornos muy reglados, enseñar asertividad,  autoinstrucciones para guiar actos, trabajar consecuencias.
  9. Tienen mucha dificultad para regular emociones. Se les puede ayudar con técnicas para canalizar la ira o la sobrexcitación. El teatro, el yoga o la meditación también han mostrado eficacia en este aspecto.
  10. Y al carecer de lenguaje interno, también presentandificultades para automotivarse. Todos necesitamos motivación. Para ayudarles es bueno reforzarles de forma visible y externalizar logros mediante registros. Alabar lo que hacen bien sin mucha demora: no controlan el paso del tiempo o el futuro. Dar información frecuente sobre sus actos: “Muy bien, sigue así”.

Puede que muchos TDAH tengan buen rendimiento escolar o laboral. Pero que logren una vida plena dependerá sobre todo de que consigan controlar sus síntomas disejecutivos. 
Cada vez tenemos más claro cómo ayudarles. Resta lo más difícil: paciencia, ánimo y sobre todo, mucha constancia.
ROCIO MAYORAL. Autora de este artículo. Neuropsicóloga, Orientadora Escolar, Maestra y Logopeda. Posee varios masters en Psicología y Educación. Ha trabajado como profesora de Diagnóstico en títulos propios de la Universidad Complutense de Madrid. Ha participado en numerosas investigaciones en el campo de la Neuropsicología y procesos psicológicos Básicos, en educación y desarrollo del lenguaje. En la actualidad se mantiene activa en el campo de la investigación. Además trabaja en clínica infantil y de adultos y como orientadora escolar. Imparte cursos de formación a universitarios, especialistas y a padres. Colabora de forma asidua como técnica en el ámbito periodístico, tanto en prensa como en radio y televisión.
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