jueves, 27 de febrero de 2025

Las ranas


 Un grupo de ranas viajaba por el bosque cuando dos de ellas cayeron en un pozo muy profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del pozo. 


Al ver la gran profundidad, les dijeron a las dos ranas que no había ninguna posibilidad de salir de allí y que, por tanto, podían darse por muertas. Sin embargo, las dos ranas hicieron caso omiso de los comentarios e intentaron salir del pozo saltando con todas sus fuerzas. 


Las otras ranas no paraban de gritar que se detuvieran porque, de todos modos, estaban condenadas a morir. Finalmente, una de las ranas prestó atención a lo que decían las otras ranas, se rindió y se dejó morir. Sin embargo, la otra siguió saltando tan fuerte como podía. 


Una vez más, las ranas de la multitud le gritaron que dejara de sufrir y se rindiera. Pero, como resultado, empezó a saltar con más fuerza y, finalmente, ¡logró salir del pozo! Cuando llegó arriba, las otras ranas le preguntaron: —¿No nos has oído? 


La rana les explicó que era dura de oído. Así que todo el rato pensaba ¡que incluso la estaban animando a saltar para salir del agujero!


El optimismo

 La rana, que sigue luchando a pesar de los comentarios negativos y la situación aparentemente desesperada, simboliza la perseverancia y el optimismo, especialmente necesarios en tiempos difíciles. Puede entenderse como una llamada a no perder nunca la esperanza y a seguir hacia delante a pesar de las circunstancias adversas.

La autodeterminación y la conformidad 

La reacción de las otras ranas ante la situación puede verse como una metáfora de la naturaleza humana y del comportamiento en nuestra sociedad. Se aborda la influencia de la presión y las opiniones de otros en las acciones individuales y se nos invita a reflexionar sobre la dinámica entre el individuo y la sociedad. La historia aborda el conflicto entre la autodeterminación y el conformismo. Mientras una de las ranas sigue a las demás y se rinde, la otra sigue su propia voz interior y seguir luchando. Esto podría poner de relieve la importancia de la individualidad y de luchar por los propios objetivos, frente a la conformidad con las opiniones de los demás.

sábado, 15 de febrero de 2025

El poder del estrés

Hoy he leído una reflexión de Fitness revolucionario sobre el estrés que me ha hecho meditar. Ningún deportista logra su mejor rendimiento en el entrenamiento. La presión de la competición es necesaria para que aflore lo mejor. Pero demasiada presión puede producir ansiedad y elevar el riesgo de colapsar. Este delicado equilibrio no es exclusivo del deporte. Lo vivimos cada día. En el trabajo, en los estudios, incluso en nuestros proyectos personales. Siempre nos movemos entre dos extremos: la calma y el fuego.
Demasiada calma nos adormece. Demasiado fuego nos consume. Cuando la presión es muy baja, nos aburrimos. Los días pasan, pero nada avanza. Cuando la presión es muy alta, nos bloqueamos. O corremos sin descanso, pero sin un destino claro. La cima del rendimiento se logra en un punto de presión intermedio: suficiente estrés como para centrar nuestra mente, pero no tanto como para abrumarla. Como siempre, este equilibrio depende de cada uno. Lo que para algunos es un leve desafío, para otros es abrumador. Lo que a ti te despierta, a otro lo podría hundir. También depende de cada faceta vital. En tu caso personal, pregúntate en qué ámbitos de tu vida no te exiges suficiente y en cuáles te exiges demasiado. En qué aspectos necesitas reducir la tensión para no quemarte y en cuáles debes elevarla para no estancarte. Recuerda: el estrés no es un enemigo, es una herramienta. Debes ajustarlo para disfrutar esos momentos de máximo rendimiento, entre la calma y el fuego. «La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubieran permanecido dormidos» – Horacio

miércoles, 12 de febrero de 2025

El amor derriba barreras

¿Alguna vez te has planteado el impacto que puede tener en situaciones difíciles responder con amor? A veces, cuando alguien no tiene un gesto amable con nosotros, nuestra reacción inmediata es devolver lo mismo. Ahora bien, ¿qué cambiaría si eligiéramos responder con amor?
Esta semana quiero invitarte a probar algo sencillo: la próxima vez que alguien no tenga un gesto amable contigo, elige responder con amor. Puede ser un silencio respetuoso, una sonrisa o incluso un simple pensamiento positivo. Verás cómo, poco a poco, esta práctica empieza a transformar no solo tus relaciones, sino también tu interior. El amor no solo cambia lo que está fuera, también cambia lo que sentimos dentro.

miércoles, 29 de enero de 2025

Eudaimonía

Aristóteles hablaba de la EUDAIMONÍA, esa felicidad que viene de vivir con equilibrio, disfrutando del proceso y no solo del resultado. Una de sus ideas es que el ser humano debe encontrar un punto medio entre la ambición y la satisfacción con lo logrado. No se trata de no fijar nuevas metas, sino de no olvidar celebrar los avances. Así que hoy, haz un alto en el camino. Piensa en todo lo que has conseguido en los últimos meses, en las metas que ya has alcanzado, en lo lejos que has llegado. No pasa nada por parar. Al contrario, parar te da fuerzas para seguir avanzando. De nada sirve obsesionarse con el futuro si no somos capaces de disfrutar del presente. Nos pasamos la vida persiguiendo objetivos, tachando tareas y poniéndonos nuevas metas… pero ¿cuándo paramos a disfrutar de lo que ya hemos conseguido? Esto mismo lo decía Epicuro hace más de 2.000 años: "No eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes; recuerda que lo que ahora tienes estuvo una vez entre las cosas que solo esperabas." ¿Qué logro vas a celebrar hoy?

martes, 28 de enero de 2025

El debate


 La forma en la que construimos nuestra visión del mundo es profundamente personal y subjetiva. Cada persona utiliza una clave propia de lectura para hacer cada situación comprensible y congruente con su propia visión. Esto se refleja en la complejidad de la comunicación humana. Un simple signo, una palabra o una acción puede interpretarse de manera diferente según la perspectiva, las experiencias personales y el CONTEXTO. 


EL DEBATE

En la antigua China, era habitual que los viajeros que buscaban refugio en monasterios o templos participaran en debates sobre el Dharma. La regla era que tenían que ganar el debate para conseguir un lugar donde pasar una o dos noches. En un humilde templo regentado por dos hermanos, se seguía esta tradición. El hermano mayor, inteligente y elocuente, era la persona designada para participar en los debates. El hermano menor, que solo tenía un ojo y era de carácter más sencillo, se mantenía al margen pues no estaba especializado en tales asuntos. Un día en el que el hermano mayor estaba ausente, llegó al templo un viajero en busca de alojamiento. Según la tradición, tuvo que iniciar un debate, en este caso con el hermano menor. Al cabo de un rato, el hermano mayor regresó y se encontró con el viajero que salía del templo. Curioso, le preguntó si podía ayudarle. El forastero explicó que, a pesar de su deseo de quedarse, había perdido el debate y se había marchado. Confundido, el hermano mayor le pidió más detalles: —Extendí un dedo para representar a Buda y él respondió con dos dedos para simbolizar “Buda y Dharma” —el viajero relató—. Entonces mostré tres dedos para significar “Buda, Dharma y Sangha”. Pero él, en respuesta, cerró el puño para dar a entender que “Buda, Dharma y Sangha” son, en definitiva, uno solo. Entonces supe que había perdido el debate. Intrigado por la historia, el hermano mayor entró en el templo y encontró a su hermano andando de un lado a otro, visiblemente molesto. Sintió que algo iba mal y le preguntó: —¿Qué te preocupa? —Ha venido un viajero y me ha faltado al respeto. Me señaló con un solo dedo burlándose de mi único ojo —respondió su hermano y continuó—: Como era un forastero, quise ser cortés y, por eso, levanté dos dedos para indicar que él era afortunado y tenía dos ojos. Pero ese desgraciado fue más allá al usar tres dedos y sugerir que ambos juntos teníamos tres ojos. —El rostro del hermano menor se tensó—. Estaba tan enfadado que apreté el puño, dispuesto a golpearle, pero desapareció rápidamente antes de que pudiera hacerlo.


Como en la historia, cuando el hermano menor interpreta los gestos del viajero como una falta de respeto, nosotros también tendemos a preocupamos o a enfadarnos pensando que una persona dijo o hizo algo con una intención específica. Sin embargo, a menudo solo estamos leyendo la situación desde nuestra propia perspectiva y subjetividad, es decir, a través de nuestras experiencias previas, inseguridades o expectativas. La historia sirve como recordatorio de que, sin duda, en la vida a menudo vemos y oímos lo que “queremos” ver y oír.