sábado, 15 de febrero de 2025
El poder del estrés
Hoy he leído una reflexión de Fitness revolucionario sobre el estrés que me ha hecho meditar.
Ningún deportista logra su mejor rendimiento en el entrenamiento.
La presión de la competición es necesaria para que aflore lo mejor.
Pero demasiada presión puede producir ansiedad y elevar el riesgo de colapsar.
Este delicado equilibrio no es exclusivo del deporte. Lo vivimos cada día. En el trabajo, en los estudios, incluso en nuestros proyectos personales.
Siempre nos movemos entre dos extremos: la calma y el fuego.
Demasiada calma nos adormece. Demasiado fuego nos consume.
Cuando la presión es muy baja, nos aburrimos. Los días pasan, pero nada avanza.
Cuando la presión es muy alta, nos bloqueamos. O corremos sin descanso, pero sin un destino claro.
La cima del rendimiento se logra en un punto de presión intermedio: suficiente estrés como para centrar nuestra mente, pero no tanto como para abrumarla.
Como siempre, este equilibrio depende de cada uno.
Lo que para algunos es un leve desafío, para otros es abrumador. Lo que a ti te despierta, a otro lo podría hundir.
También depende de cada faceta vital.
En tu caso personal, pregúntate en qué ámbitos de tu vida no te exiges suficiente y en cuáles te exiges demasiado.
En qué aspectos necesitas reducir la tensión para no quemarte y en cuáles debes elevarla para no estancarte.
Recuerda: el estrés no es un enemigo, es una herramienta.
Debes ajustarlo para disfrutar esos momentos de máximo rendimiento, entre la calma y el fuego.
«La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubieran permanecido dormidos» – Horacio
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