Como un billete arrugado

María, con el rostro abatido de pensar, se reunió con su amiga Laura en un bar a tomar unos refrescos. Deprimida, descargó en ella sus angustias... que si el trabajo, que si el dinero, que si la relación con su pareja, que si sus sentimientos...
Todo parecía estar mal en su vida.
 Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50 euros y le dijo: ¿QUIERES ESTE BILLETE?
María, un poco confundida al principio, le contestó: Claro, Laura... son 50 euros, ¿quién no los querría?
Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola. Mostrando la estrujada pelotita a María, volvió a preguntarle: Y ahora, ¿LO QUIERES TAMBIÉN?
 Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 euros. Claro que lo cogeré si me lo das.
Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. ¿LO SIGUES QUERIENDO?

 Mira, Laura, sigo sin entender a dónde vas, pero es un billete de 50 euros, y mientras no lo rompas, conserva su valor...María, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o te pisotee, SIGUES SIENDO TAN VALIOSA COMO SIEMPRE LO HAS SIDO…….

Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeada que puedas estar en un momento determinado.

María se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 50 euros para poderlo usar con la próxima amiga que lo necesite. Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.

Maria volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...

¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor?

Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios (DYC 18:10)