-Papá, ¿cuánto ganas por hora? - con voz tímida y ojos de admiración, un pequeño recibía así a su padre al llegar a casa después de su trabajo.
El padre dirigió un gesto severo al niño y le dijo :
- Mira hijo, esos datos ni tu madre los conoce. No me molestes estoy cansado.
- Pero papá!!!- insistió - dime por favor, ¿cuánto ganas por hora? - La reacción del padre fue menos severa. Solo contestó : 100 dólares la hora.
- Papá, ¿me podrías prestar cincuenta dólares? - preguntó el pequeño.
El padre, lleno de cólera y tratando con brusquedad al niño, dijo :
- Así que esa era la razón de saber lo que gano. Vete a dormir y no me molestes, eres un aprovechado!!!.
Había caído la noche . El padre meditó sobre lo sucedido y se sintió culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo. Para descargar su conciencia dolida, se asomó al cuarto de su hijo. Con voz baja preguntó al pequeño :
- ¿Duermes, hijo ?
- No papá- respondió entre sueños.
- Aquí tienes el dinero que me pediste - respondió el padre.
- Gracias, papá- contesto el pequeño. Y metiendo su mano bajo la almohada, sacó unos billetes.
- ¡Ahora ya lo conseguí, papá! Tengo 100 dólares. ¿PODRIAS VENDERME UNA HORA DE TU TIEMPO?
…..Se requieren grandes cosas de las manos de los padres (DYC 29:48)
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